Marzo, fin de invierno e inicio de primavera pero he estado en temporada de huracanes y esta vez decidí ponerme justo en el ojo del huracán y no "resguardarme".
Antes esa era la única opción, me refugiaba en un montón de cosas por miedo a sentir y salir hasta que el "peligro" pasara.
Le tememos a lo desconocido, pero ¿qué hay de lo que ya conocemos y evitamos? También le tememos y a veces hasta le huimos, pero termina por alcanzarnos tarde o temprano, sin pedir permiso y sin dar disculpas porque lo que es para nosotros se pone enfrente aunque nos demos la vuelta.
Todo eso que pasa por nuestra mente, lo que decidimos guardar en ella y las emociones que ignoramos, después de un tiempo nos tocan a la puerta, nos revuelven la panza y ponen de cabeza lo que intentamos mantener de pie, el cuerpo también se cansa de guardar lo que no le hace bien y busca la manera de liberar las heridas activando el modo supervivencia.
Una supervivencia que con los años pesa, porque todo lo que nos pasa lo vemos como una amenaza porque nos acostumbramos y nuestro organismo aprendió a vivir en un estado de alarma y resistencia, pero así como lo aprendimos lo podemos desaprender y desprender de nuestra mente y nuestro ser.
Lo profundo lleva tiempo y se va acomodando poco a poco, y a veces aunque se acomode otro huracán toca tierra, esa tierra que tanto trabajo nos costó construir y cosechar, en donde por fin pudimos echar raíz, y llega a revolverlo todo.
Hay tantos miedos y detrás de él emociones reprimidas que se van acumulando para formar huracanes, algunos se predicen pero otros no, y ahí se atraviesa más dolor.
No se pueden evitar los huracanes, son parte de la naturaleza y ella misma nos invita a prepararnos con el kit de herramientas para saber qué hacer mientras tocan tierra.
Así que la única forma de que un huracán se debilite y pierda fuerza es tocando tierra, convirtiéndose en tormenta tropical hasta que cesa.
Para llegar al otro lado, requieres ser vulnerable y valiente, real contigo misma y transparente, no es sencillo, pero cuando llegas te das cuenta que pasaste mucho tiempo haciéndote ideas y escenarios en tu mente y de lo único que te arrepientes es no haberlo hecho antes.
Para llegar del punto A al punto B es necesario atravesar el espacio que los separa.
"Huracanes de emociones"
, no pude encontrar mejor manera de describir en cortas palabras lo que he vivido y cómo me he sentido.
Estas semanas he aprendido a dejar que el huracán arrase con lo que tenga que arrasar, y a pesar de la incomodidad y del dolor estoy contenta y orgullosa de lo que estoy logrando. Sigo intentando, confiando en el proceso, en la sincronía de la vida, en su divinidad y en las decisiones que tomé hace meses, en todas esas palabras que escribí en una libreta y ahora son mi realidad.
Deja de resguardarte y sal a la vida que te está esperando para que la vivas diferente.