Sentir más que creer
Creemos en Dios pero ¿sentimos fe? Creemos en nuestro talento pero ¿confiamos en nuestra seguridad?
Creemos muchas mas cosas de las que realmente sentimos. Y muchas de esas creencias nos limitan.
Cuando creemos fervientemente en algo hay una parte que nos sostiene pero también nos arrebata un montón de cosas. Es como entrar en una puerta sabiendo que hay otras más y también que puedes quedarte o regresar a las demás.
La vida siempre tiene un espacio reservado para enseñarte lo que tienes que aprender aunque creas que ya lo hayas aprendido.
También te reserva lugares aunque no tengas a dónde ir y te muestra personas con las que puedes construir o dejar ir.
Te da hojas en blanco para que decidas si escribir la misma historia que sabes cómo va a terminar o de una vez ponerle otro final.
Deja de querer vivir lo que hace mucho se dejó de escribir y escribe una nueva historia, una que se sienta más libre y se viva más auténtica porque el tiempo pasa y la edad que tiene ahora ya no regresa.
No le regales tus mejores años al miedo, al orgullo ni al ego. Estar abiertos a sentir más que a creer, a sentirlo todo y vivirlo con sentido y mayor gozo.
Construye lo que sientes porque a veces construyes en lo que crees y cuando dejas de creer ya no queda nada, todo se desvanece.
Cree en ti y en tu capacidad, en la valentía de tus decisiones que te llevan a un mejor lugar.