Se vale no cumplir nuestros sueños y decidir transformarlos.
Muchas personas desde pequeños sueñan con algo en específico, luchan hasta alcanzarlo y se van convirtiendo en una inspiración para otros. Sin embargo, nunca se habla de quienes no tienen ese sueño definido desde pequeños, y entonces piensan que algo está mal, que deberían de saberlo y entonces cualquier área que deciden explorar se convierte en un intento fallido.
Mi sueño era ser artista: cantar, bailar y actuar. También soñaba con ser maestra y estar frente a un grupo enseñando. Después me empezó a interesar el turismo, la psicología y por último la comunicación.
Soñaba con ser locutora de un programa de radio y esa fue la razón por la que elegí estudiar la licenciatura en Ciencias de la Comunicación.
Durante los primeros dos semestres ese sueño se fue desvaneciendo al conocer las demás oportunidades que había, no solamente había medios, marketing o publicidad, también estaba el área organizacional y decidí enfocarme en ella.
Encontré una constante sin importar el giro de empresa, sector, lugar o país. Y fue usar mi voz, expresarme a través de mensajes, de palabras, de historias y al final la comunicación ha sido el universo que me ha permitido hacerlo, desde diferentes perspectivas y formas.
He crecido escuchando que se debe elegir un solo camino, especializarte en él y ejercerlo, pero me niego a cerrarme a otros conocimientos, a otras experiencias porque creo que “vinimos al mundo con un chip de exploración, no de perfección y tal vez esa sea la columna vertebral de lo que significa ser humanos”.
Se vale no cumplir nuestros sueños, y eso no significa que hemos fracasado o que algo anda mal, al contrario creo que hay un montón de valentía y coraje al “renunciar” a tu sueño y ver oportunidades en otros lugares y decidir dirigirte hacia ellas.
Casarte con el nombre de una profesión a veces te limita a tantas otras, tenemos la oportunidad de poder ser lo que decidamos ser y ese es el regalo más increíble que nos da la vida.
Un escritor, escribe. Un chef, cocina y reinventa la comida. Un pintor, pinta y expresa. Un maestro, enseña y aprende.
Acumula para crecer y no para aparentar.
Experimentar y probar suele verse como inestabilidad, pero nunca es tarde para volver a empezar. Cada inicio es una nueva historia, es tomar un vuelo que te llevará a donde decidas aterrizar.
Ser lo que decidas ser.
Hoy y mañana.
Siempre.