Hoy quiero compartirte algo muy personal (casi como todo aquí) que estoy viviendo muy de cerca: la energía masculina. Una que estoy descubriendo y resignificando... a través de mí y de mi papá.
Esta última semana tuve mucho trabajo, entregas y movimiento interno… Ser proyectora en fase lútea, con una semana intensa, es como querer bailar suavecito en medio de un concierto de reguetón a todo volumen. Mi cuerpo me pedía descanso, y no se lo pude dar del todo.
Estoy en ese proceso de reconciliarme con mis ritmos, de hacerles espacio real en mi día a día. Aunque ya los reconozco, a veces aún se me escapan…
Estoy integrándolos en mi agenda para que me guíen, aunque hay semanas o etapas que es un verdadero reto.
He tenido que resignificar la disciplina (te cuento más sobre esto en este MonDay) para no entenderla como presión, sino como mis cimientos, como la columna vertebral de mi vida. Este proceso también incluye a mi papá. En todo lo que representa para mí.
Mi papá es de esas personas que no saben estarse quietas.
Siempre tiene algo que hacer, algo que arreglar, algo que emprender. Tiene ese espíritu curioso y explorador que lo mueve todo el tiempo.
Gracias a él aprendí a usar un taladro, a cambiar un foco, a arreglar contactos eléctricos. A no esperar a que alguien más lo haga por mí.
Nuestra energía ha chocado muchas veces.
Somos diferentes. Yo, más introspectiva, cíclica, sensible.
Él, con un impulso constante de hacer.
Pero últimamente, reconocí que detrás de esa fuerza de movimiento también hay amor. Y que mucho de lo que me sostiene hoy —mi capacidad de emprender, de imaginar y aterrizar— también viene de ahí.
En estos días que me sentí cansada, entendí algo:
La disciplina también dice:
"haz una pausa, te sostengo mientras descansas."
Agradezco a mi papá, porque su forma de estar en el mundo me ha dado herramientas, me ha mostrado caminos, y aunque no siempre han sido suaves, me han enseñado a sostenerme.
Gracias a él, sé cómo agarrar el martillo con firmeza… y también cuándo soltarlo.
~Mon ✨
🖋️ Para escribir hoy:
¿Qué me enseñó mi papá (o la figura de autoridad masculina) que hoy elijo transformar con amor?
Eres la discípula de tu propia disciplina
¡Hola Hola! ¿Qué tal? Estoy emocionada por estar acabando el año como lo estoy haciendo. Conforme pasa el tiempo siento que estoy más anclada o le soy más fiel a lo que me va pidiendo mi ser, y eso es un logro enorme y un exitazo que a veces me cuesta reconocer.
Resignificando los lunes 📅✨
Algo que me ha cambiado para mejor es ver las infinitas posibilidades que tiene la vida de ser habitada, y eso lo he podido lograr gracias a resignificar la vida misma. Gracias por leer Todos los días hay un motivo. Este post es público, así que siéntete libre de compartirlo.