Arar la tierra. Dejar que suceda. Que su belleza te interrumpa con frutos de gentileza. Prender fuego. Volver cenizas donde antes hubo vida. Regresar a la cueva creativa para crear sin prisas. Las luces y sombras me guían a aquellos lugar que me pertenecen. No hay necesidad de buscar, basta con mirarte y respirar. Abrir tu corazón y rendirte al amor. Confiar, confiar, confiar. Una y otra vez, en esa intuición que te orquesta con devoción, que cuando la escuchas se diluye el temor. Bailar, bailar, bailar. Una y otra vez, siempre a tu propio son. Báñate con la luz del sol, deja que sus rayos te nutran. Cierra tus ojos y disfruta.
Disfruto mucho tiempo estar conmigo y en mis espacios. Me meto a mi cueva como una ermitaña para hacer introspección, crear, meditar y conocerme cada día más. Me retiro del mundo para asimilar(me) lo aprendido e integrar(me).
Como todo, tiene sus luces y sombras, y aunque amo mi cueva creactiva también sé que hay momentos de salir a la vida, porque es en la interacción con el mundo, con las personas y con la naturaleza que nutro y expando mi fortaleza.






¿Cómo le llamas a ese espacio sagrado que te hace sentir segura, apapachada y sostenida? ✍🏼Te leo🤗
Y hablando de espacio sagrados, estoy haciéndole un refresh a mi cueva creactiva. Desde 2020 destiné una recámara en mi casita para trabajar, crear, hacer rutinas de ejercicio, leer, etc… Y si bien había hecho algunos movimientos, ahora mi cueva me pide otros cambios que veo justos y necesarios. Estoy previendo terminar en septiembre, ¡ya les iré compartiendo cómo va! Mi versión Bob el constructor está muy feliz.

Gracias por compartir Gaby
Para mí ese lugar sagrado tiene el nombre de la guarida de la creatividad 🥰 y aunque a veces igual me gustaría quedarme ahí, coincido en que salir a conectar con el mundo es lo que nutre y expande mi asombro, curiosidad y aprendizajes ✨