Hace unos años tenía tanta prisa por vivir y por…
tener todo resuelto antes de los 30,
leer cierta cantidad de libros en el año,
lograr miles de seguidores en mis redes,
no pasar de los 55 kg porque creía que ahí estaba mi valor.
Hasta que me pregunté ¿Para qué? ¿Cuál es el motivo? ¿Cuál es la verdadera razón, la raíz por la que quiero hacerlo?
El corazón no se equivoca y tampoco tiene prisa.
Vivir de prisa
Así que ¿de dónde venía esa prisa? De estar buscando afuera, de estar pidiendo y esperando lo que nunca llegó. De querer entregar todo sin importar perderme en el camino para sentir amor. De pensar y creer que el amor siempre estaba afuera, que solo tenía forma de personas, y que además, iba a llegar para llenar los vacíos que yo no sabía habitar, porque ¿quién dijo que los vacíos se tienen que llenar?
Prisa por querer llegar a un lugar ¿a cuál? no sé, solo sentía que me quedaba atrás, ¿de quién? tampoco lo sé. Tal vez de una versión de mi que construí con ideas falsas y promesas chafas, plantando sueños ajenos por miedo a ver los propios y sentir que no eran lo suficientemente ambiciosos, grandes o gigantes como me dijeron que tenían que ser. Como si no querer lo mismo que todos fuera un delito.
Era como estar perdida en un bosque. Esa sensación de huir sin saber a dónde, de querer salir corriendo por miedo a quedarme en ese lugar como si quedarse fuera algo malo o peor que avanzar.
La prisa por querer acelerar el tiempo, y por qué no, también el proceso, cuando lo único que se me pedía era paciencia, confianza y calma.
El alma no se mide
La prisa son todas esas cosas que me desconectan de mi verdadera esencia y poder. Para mi la prisa es una señal que me indica que no es mi corazón ni tampoco mi verdadera voz. Puede ser cualquier otra cosa, menos mi mejor versión.
Escuchar a mi corazón y atreverme a no seguirlo, es cometer un crimen hacia mí misma. Matarme lentamente por dentro.
Querer huir de algo que no fue elegido con el corazón, tal vez es una señal de que estás perdida en tu propio bosque. Tal vez, por eso la sensación de que te estás quedando atrás o que hay algo mucho mejor de lo que eres y lo que tienes. Date la oportunidad de quedarte en tu bosque para aprender de su naturaleza y ver qué te regala.
Indicadores
Tampoco es que rechace las métricas, porque también indican el camino. Hoy sigo contado los días que muevo mi cuerpo, las veces que respiro profundo, los sueños cumplidos. Incluso cuando estoy nerviosa cuento: 1, 2, 3, 4, 5... hasta calmarme. Es una manera de conectar con los latidos de mi corazón y recordar que estoy aquí y ahora. En ningún otro sitio.
Ahora me gusta contar historias, escribir esos momentos que he compartido con mis padres, mis aha moments, los viajes que he tenido la fortuna de hacer, las conversaciones con amigas acompañadas de una taza de café.
Hoy me enfoco más en la calidad de lo que elijo nutrirme, aceptando que los procesos llevan su propio ritmo y disfruto mucho más experimentar y transitar los procesos que llegar a un resultado.
La vida se mide a través de la plenitud y la serenidad que sientes, de la capacidad de amarte sin importar cuántos números haya detrás de tus logros.
Los números no son tan importantes, no nos definen. Son solo una referencia de cómo hemos crecido en el camino, y en ese camino, he encontrado que la prisa no es amiga de la vida plena.
~Mon ✨
Me identifico con varios de lo que dices.
Hace un tiempo que han dejado de importarme dos números que me causaban angustia e incómodad; el conteo de calorías y el número de mi talla, y no es que no me importe mi salud, sigo cuidandola pero ahora mis parámetros han cambiado, la conexión con mi cuerpo es otra y mi paz mental y disfrute de la vida es mayor.
Gracias por compartir tus letras ✨
Que hermoso, gracias 💕💕💕💕