Los límites no nos limitan, nos liberan.
Soy fiel creyente del poder de la atracción y que lo que creemos creamos, pero hay una delgada línea entre creer poder y aceptar que no puedes a pesar de quererlo o haberlo intentado una y otra vez.
Y no porque no tengas la capacidad o dudes de tu talento y potencial, sino porque estás hecha o hecho para otra cosa, para algo más.
Tu camino es otro y te llevará a tu versión más grande, y cuando digo más grande no se tiene que ver de cierta manera, puedes sentirte tan grande como quieras e incluso nadie puede notarlo.
"Si yo puedo tu también".
No necesariamente. Hay algo de cierto en esta frase pero no podemos cambiar nuestra vida ni a nosotros mismos basándonos en esta frase que también puede llegar a rompernos.
Si estiras una liga, tienes que saber hasta dónde, porque si la estiras de más se rompe.
Todos tenemos historias diferentes y venimos de lugares distintos, y a veces aunque queramos llegar a un lugar la vida se encarga de decirnos que ese no es nuestro lugar, o tal vez sí, pero no como nosotros pensábamos.
Todos tenemos la capacidad, pero no la misma.
Si tienes un vaso de 500 mililitros no puedes meterle 1 litro de agua. Ok, si puedes pero entonces el agua se desbordará y se desperdiciará. Pasa lo mismo con cada uno de nosotros, no podemos desarrollar dones que no tenemos, podemos aprender a hacer ciertas cosas, pero es un aprendizaje programado y no nato.
Conquistar el mundo no empieza por conquistar a otros, sino a uno mismo.
Nacemos con semillas que se van germinando con el paso del tiempo, están en nuestro ADN, algunas llegan a crecer como grandes robles pero otras por más tierra que tengan simplemente no crecen.
Todos tenemos un límite, un tope, y lo importante de resignificarlo es saber que eso no nos limita, al contrario nos libera.
Nos libera de las expectativas que otros ponen en nosotros, nos libera de esa versión que estamos forzando a ser cuando no tiene nada que ver con nosotros, porque el hecho de hacerlo es forzarnos también a ser alguien que no somos, a ir a lado contrario de nuestro camino.
Sacrificar te limita y te quita tu libertad.
Para mi sacrificar es entregar partes de ti a alguien o algo más, y no siempre trae beneficios o recompensas, de hecho algunas veces el precio es muy costoso y en la mayoría de las veces irreparable o irrecuperable.
¿Cuántas personas han silenciado su propia voz para tomar un camino que cada vez los aleja de quienes realmente son y de lo que vinieron a compartir con el mundo?
He visto a personas que han sacrificado su libertad, su paz, sus creencias, su don por lo que ellos creyeron que era todo pero en realidad era nada, y lo más triste es que nunca pudieron darse cuenta.
"El milagro es poder ver".
Pau Villalpando
El milagro de ver lo que somos y lo que queremos ser, poder ver y comprender de dónde venimos, por qué somos cómo somos y por qué hacemos lo que hacemos es la clave para quitar o poner límites y vivir una vida más plena y más libre.
Queremos respuestas pero no nos atrevemos a hacer preguntas, y no nos damos cuenta que las respuestas están frente a nosotros, pero no las veremos si andamos a ciegas.
Y en esto se resume todo:
Lo que no podemos ver, no podemos sanar.
Y lo que no podemos sanar nos perseguirá.
Poder ver es poder ajustar, recalcular y volver a empezar.