Tengo un patio trasero. No hay pasto ni jardín, todo es concreto. Macetas de todo tipo. Chicas, grandes e improvisadas. Todas ellas han sido casa, han habitado a cada flor, a cada planta. Ellas han sostenido, han abrazado y han contenido las raíces más profundas, las más débiles y las más fuertes. Han sido testigo del proceso, de las semillas y su nacimiento.
Tenía abandonado el jardín y el patio. Mes a mes veía cómo crecía entre las juntas del piso la hierba.
Esa que no sabes de donde viene y que no le importa traspasar el cemento para salir. Esa hierba que no tiene lugar, ni maceta pero aun así busca existir.
Mi jardín y mis plantas me llamaban, me pedían que las atendiera. Mientras las regaba, las miraba y les decía: lo haré el fin de semana. Y así pasaron varios sábados y domingos. Hasta que una mañana las vi y las admiré por cómo se han mantenido verdes, por cómo han crecido a pesar del calor intenso. Les dije: no les he cumplido y al no hacerlo me estoy fallando también a mi.
Ese momento en el que te cachas que en realidad lo único que te ha detenido a hacer algo eres tú misma y tu lista aprendida de pretextos.
Así que puse manos a la tierra. Empecé a atenderlas, en una mañana de martes. Benditos días que me recuerdan el por qué elegí el rumbo en el que camino.
Lo hice mientras escuchaba de fondo el nuevo álbum de Carmen María: RUBEDO. Y mientras sacaba la maleza, aireaba la composta, reorganizaba las macetas y trasplantaba algunas de ellas; me di cuenta de cuánto necesitaba conectar con este espacio sagrado y el cachito de naturaleza que he construido.
A menudo, construimos aquello que un día anhelábamos y, al lograrlo, lo damos tanto por sentado que terminamos descuidándolo.
Meter las manos en la tierra, que se quede entre las uñas, sudar, regar y limpiar, es también es parte del proceso creativo.
Cuando terminé, realmente sentí alivio, me sentí más fresca, más ligera. Todo empezó a fluir mejor desde ese día. Ahora, limpiar mi jardín se ha convertido en una actividad en el calendario porque forma parte de los cimientos que me prometí a construir.
Más que limpiar el patio, limpié mi jardín interior.
~Mon 💚
Me encanta, Mon 💚 es a veces en los rituales más sencillos donde podenos conectarnos con nosotros mismos 🥰