La garganta duele por callarse pero también por gritar.
Miedo, es lo que me detenía cada vez que quería. ¿Miedo a qué? ¿A escuchar mi propia voz? ¿Miedo a sentir lo que no quiero sentir?
Siempre decía que iba a ir pero no me atrevía, había algo que me detenía además del miedo, y era mi cobardía. Cobardía de no sentir, de no gritar por otras y por mi.
Esta vez le di chance a mi voz pero había duda, me caché nadando entre pretextos y buscaba un ancla en las palabras de otros que me afirmaran mis miedos.
No quería quedarme otra vez detrás de la pantalla, viendo lo que hubiera podido recorrer, arrepintiéndome de no ir, de no ver con mis propios ojos el color morado frente al mar y al anochecer.
La decisión estaba tomada: voy a ir.
Pero no tengo con quien, y aún así lo hice, caminé y llegué.
Escribí a una amiga de la secundaria, ¿por qué lo hice? No lo sé, simplemente pensé en ella. Después me encontré a otra y a otra, y así esta lucha nos convoca.
Escribí sobre un pedazo de cartón "Todos los días hay un motivo para luchar" y "Hoy es el único día que camino por la calle y no tengo miedo". Pero la verdad es que sí, aún tenía miedo, ya había decidido ir pero ahora tocaba sentir.
Los primeros pasos me quedé en silencio, escuchando, llorando y leyendo los carteles que iban en frente. Al primer brinco la energía se liberó como si hubiera sacudido mi voz, y al primer grito mi garganta se cerró.
Y comprendí que la voz es como el fuego, cuando lo enciendes va lento pero poco a poco se convierte en incendio. Iba sola pero no lo estaba, y junto con otras voces se quemaron todos mis miedos.
El fuego que sentía en mi corazón le dio fuerza a mi voz y grité, lloré, y caminé.
Me encontré con mujeres que no veía y abrazaba desde hace tiempo. Muchos ven una marcha, pero yo siento que somos revolucionarias.
Muchas contaban que después de marchar todo cambia, y tal vez ese era mi gran miedo ¿Qué mujer seré después de hoy?
Y aquí está la respuesta, en mis propias palabras y en mi propia experiencia.
Que todas las mujeres que hoy se atrevieron a salir a las calles con todo y miedo sepan que no están solas. No, no lo estamos.
Que el dolor y la tristeza no nos calle, que el coraje nos levante. Que la energía, el poder, el fuego, la libertad y la justicia sea nuestro estandarte. Que nuestras voces se escuchen en todo el mundo y que nadie nos pare.
Por ti, por mi, por nuestras sobrinas, hermanas, primas e hijas, por todas las madres que han muerto en vida.
Por las que ya no marcharon hoy, por todas las mujeres vivas y muertas, por un país con un gobierno que sí nos defienda.
💜