Este título tenía meses en borrador y hasta hoy que me he dado chance de compartir lo que para mi ha sido permitirle al vacío atravesarme. Me he animado al encontrarme con la magia de Caro en su libro Libertao.
El vacío y su apariencia mal encarada, como esas personas que no quieres ni dirigirle la palabra. Así pensé que era, con su presencia intimidante, con mirada juzgona y desafiante, siempre en espera a que hagas algo con él, algo así como aprovecharlo porque nunca nada será suficiente. El vacío se sentía mucho, ahora puedo decir que cada vez lo disfruto más. Era denso, incómodo, había días y noches que me partía a la mitad, dejándome una sensación extraña, una que no quería habitar. Rechazo, era lo que le daba cuando me venía a visitar, cerrándole la puerta en la cara mientras solo me pedía libertad. Curiosamente no le daba espacio al vacío, lo llenaba de cosas, de actividades, y cuando se hacía presente había algo extraño y al mismo tiempo seductor: me gustaba lo que me provocaba y su sensación. Dejé de sentirme culpable por disfrutar el vacío. Empecé a abrirle la puerta de a poco. Incluso, mientras más lo dejaba pasar, más cosas llegaban sin esperar. Mirar el cielo, pensar en nada. Hacer cosas sin sentido solo para ver qué pasa, qué se detona en ti. Algo nuevo, algo mágico o lo mismo de siempre por el placer que te provoca. Contemplar la vida, observarla y sentirla. Sonreír mientras en pleno vacío te sientes completa porque realmente el vacío siempre está lleno. El vacío está lleno de ti, de infinitas posibilidades para crear tu espacio, así como escribir en una hoja en blanco. El vacío es sagrado porque en él te encuentras y el amor siempre da espacio.
“Habitar la nada es de lo más valiente y poderoso que podemos hacer”.
Carolina Menéndez Pastorelli
Para seguir nutriendo este espacio ¿qué ha significado para ti el vacío? ¿cómo lo has habitado? Disfruto mucho leerte 🤓