Desde que emprendí, mis experiencias de aprendizajes se han acelerado y casi que no he tenido tiempo de procesar todo lo que he vivido.
Un reto constante en este tiempo ha sido encontrar un punto medio entre dejarme sentir pero saber rescatarme a mí misma. A veces no necesito que me contengan, sino que me acompañen en mi drama y en mi desahogo, porque si no me permito sentir y atravesar tal vez me “recupere rápido” pero no va a salir lo que tenga que salir, y entonces, la próxima vez vendrá mucho más fuerte.
He atravesado varias tormentas emocionales en este tiempo: lágrimas, resistencia, frustración, incomodidad, enojo… sin entender del todo por qué. Hasta que lo comprendí: me estaba despidiendo de la versión de mí que no se hacía cargo.
Asumir responsabilidad a nivel profesional suena poderoso, pero en el fondo me hizo sentir vulnerable. Porque hacerme cargo implicaba soltar la comodidad de la expectativa, del “ojalá alguien lo resuelva por mí”, y eso, aunque no lo parezca, duele.
Para quienes hemos tenido una vida donde todo “se ha dado fácil”, donde las cosas han resultado sin “demasiado esfuerzo”, enfrentar retos que requieren disciplina y compromiso es incómodo. No porque no podamos hacerlo, sino porque nos lo ahorraron. Y cuando nadie más nos sostiene, nos toca descubrir si podemos sostenernos a nosotras mismas.
Muchas veces lo que imaginamos como el “mejor escenario” es limitado por nuestra propia perspectiva, mientras que la vida puede sorprendernos con algo mucho más grande... si estamos dispuestas a soltar el control y romper nuestras barreras.
El duelo creactivo
Creí que mi camino estaba claro. Que mi vida creativa se veía de una sola forma: dando talleres de escritura introspectiva, hasta que apareció el duelo. No de dejar de hacer lo que amo, sino de darme cuenta de que no era solo eso.
Por mucho tiempo sentí que tenía que elegir entre dos formas de creatividad: la artística y la empresarial. Como si fueran opuestas, como si al abrir una puerta tuviera que cerrar la otra. Porque nos enseñan que la creatividad es para el arte, la expresión, la inspiración… pero no para la estrategia, la estructura o los negocios.
Lo que no me dijeron es que podía integrar ambas. Que la creatividad también es tomar decisiones, construir sistemas, sostener proyectos. Que no tenía que renunciar a mi esencia para expandirme, y que elegir no siempre es un no. A veces, es un todavía no.
Priorizar no es renunciar
En este duelo me di cuenta que no puedo sostenerlo todo al mismo tiempo. Que hay cosas que no es que no pueda hacer, sino que necesitan su momento y su espacio. Por mucho que quiera integrar todo, a veces la vida te pide pausa, y priorizar es darle un lugar especial a lo que merece su tiempo.
La creatividad no solo es imaginar, también es ordenar. No solo es fluir, también es elegir cómo fluir. Tal vez ahí está la verdadera libertad: en dejar de pelear con el tiempo y aprender a caminar con él.
El síndrome del "esto no era lo que pedí"
La vida es experta en sorprendernos de muchas manera y en darnos, en su mayoría, lo contrario a lo que pedimos o queremos.
Tenía un ideal de cómo quería que fuera mi vida profesional a un mediano plazo, sin embargo, me di cuenta que quería poner todos mis huevos en una sola canasta. Comencé a observar lo que estaba pasando a mi al rededor y a observarme a mí. Sentía que la vida me estaba desviando de ese ideal profesional, cuando en realidad, me estaba invitando a algo mucho más grande.
La mente suele aferrarse a lo conocido y aunque algo sea mejor, podemos resistirnos solo porque no coincide con nuestra visión inicial. Es como pedir un café americano y recibir un capuchino, pero rechazarlo porque solo querías café americano.
Invitación a algo más grande
Al inicio, la emoción fue directamente proporcional al miedo. Me di cuenta de que mis propios límites, en lugar de protegerme, me estaban frenando. No quería ceder porque sentía que eso significaba traicionarme. Iba con la espada desenvainada, lista para defenderme. ¿Cuántas veces usamos el escudo del amor propio para rechazar oportunidades e invitaciones hermosas por miedo?
A veces, la resistencia nos protege; otras, nos detiene. La clave está en distinguir si es intuición o miedo a lo desconocido. Una frase que me ha abierto la puerta ha sido: “Esto no es como lo visualicé… pero, ¿y si es justo lo que necesito?”
Preguntas para transitar resistencias:
¿Qué implica para mi este nuevo cambio?
¿Qué quiero soltar desde el amor?
¿Cómo quiero sostenerme y sentirme comprendida y acompañada?
¿Qué estoy dispuesta a hacer sin traicionar mi esencia?
¿Cuáles son mis no negociables?
¿Cuál es mi frase como código de honra?
¿Qué estoy perdiendo? ¿Qué estoy ganando?
¿Cómo cuido mi energía para poder sostenerme?
Un duelo es una transición a una nueva tu. Hoy comprendo que no estoy dejando atrás la libertad, sino aprendiendo a integrarla en una nueva estructura. Y tal vez crecer sea eso: soltar la versión que creíamos que éramos para darle espacio a la que realmente ya somos.
El reto está en crecer desde el amor y respeto siendo compasiva contigo misma y decirte cada día: Lo estamos haciendo bien.
~Mon
La semana pasada tuve una hermosa charla con
te dejo el episodio completo.Poder femenino en acción💜
En @Decires, la consultoría de la cual formo parte, facilitamos nuestro primer Círculo de Mujeres para una empresa industrial con presencia global en el Estado de México. Algo que me emocionó profundamente y sentí cómo un sueño se materializaba ante mis pies. Y aun con el cansancio gustoso que deja un viaje de trabajo, me uní a la marcha del 8M.




Hermoso Monse 🥹 Me disfruté muchísimo tu texto y amé la última foto 💜 Te abrazo y te celebro por tu valentía, creatividad y disciplina 🌹 Vamos que vamosssss🏹🏹🏹