En diciembre 2023 me encontré con una verdad incómoda: si no resignificaba la disciplina y empezaba a hacerla un hábito, no iba a lograr sostener nada de lo que realmente quería construir. Eso resonó muy fuerte, y aunque me daba miedo hacerme cargo, decidí dar el primer paso: ponerme un objetivo. ¿Cuál? Escribir cada semana por aquí y asegurarme de que, cada lunes, este newsletter estuviera en tu mail.
Para llegar a este objetivo me pregunté: ¿Qué es lo que quiero? pero no desde la mente o el ego, sino de verdad; y la verdad surge cuando abres tu corazón, le preguntas y te permites escucharlo con paciencia.
Escribir por impulso y el “cuando tenga ganas”
Cuando inicié este espacio, me dejaba llevar por la inspiración del momento. Escribía cuando “tenía ganas”, creyendo que la escritura fluía mejor desde un lugar espontáneo. Sin embargo, ese enfoque terminó jugándome en contra. Había días en los que la motivación o inspiración simplemente no aparecía, y las fluctuaciones emocionales o energéticas me rebasaban, llevándome a sabotearme.
Entendí que escribir sólo cuando “tenía ganas” era una forma de evadir el compromiso y la disciplina que la escritura también requiere. Me di cuenta de que esta creencia no solo me limitaba, también me alejaba de mis sueños. En el fondo, debajo de la tierra no había raíz, no había fuerza. Se trataba de una falta de estructura, y eso pesaba más y terminaba aplastándome.
Aprendí que la escritura, al igual que otros procesos creativos, necesita un equilibrio entre la inspiración y la acción deliberada. Crear un hábito, un momento fijo para sentarme y escribir, transformó mi relación no solo con las palabras, si no con mi creatividad y mi autoconfianza. Descubrí que, incluso en esos días en los que no tenía ganas, el acto de escribir activaba algo dentro de mí.
Crear por impulso puede ser poderoso y el resultado más puro de creatividad, pero también necesita estar anclado a la disciplina. Cuando cultivamos un espacio para nuestras creaciones, dejamos de depender exclusivamente de las emociones pasajeras. Cuando ritualizamos nuestros momentos, construimos un puente entre nuestra intención y nuestro compromiso, y aprendemos a sostenernos.
La constancia ya sea en la escritura o en cualquier otro lugar, no significa sacrificar la autenticidad, significa expandirla.
Crear es un acto de valentía y también de perseverancia, un espacio donde aprendemos que no siempre necesitamos “tener ganas” para conectar con nuestra esencia y dar vida a lo que llevamos dentro.
¿Cómo fue comprometerme a escribir todos los lunes?
Para ser honesta, no fue tan difícil como lo había imaginado. La verdadera dificultad estaba en superar las historias que me contaba sobre mí misma: “No soy constante”, “Me falta disciplina”, “Seguro no lo lograré”. Pero una vez que decidí dejar de lado esas creencias y simplemente hacerlo, el camino comenzó a despejarse.
Escribir cada lunes se convirtió en algo más que un compromiso contigo. Era un pacto conmigo misma, una forma de mostrarme ante mí, desplegar mi confianza como si fueran mis alas, y al mismo tiempo la capacidad de honrarme y sostener mi palabra.
No voy a mentirte: hubieron días en los que me olvidaba por completo que había que escribir, y justo cuando estaba a punto de dormirme, esa vocecita interna me recordaba que aún no había escrito. Me levantaba de la cama, tomaba la computadora o el celular y comenzaba desde cero.
A veces, estaba cansada y el hecho de interrumpir y posponer mis horas de sueño me frustraba, pero también era una oportunidad para conectar con mi creatividad de una manera distinta. Esos momentos improvisados solían llevarme a escribir con una fluidez que no esperaba, como si las palabras estuvieran esperándome.
En otras ocasiones, cuando no tenía “nada que escribir”, recurría a mis notas del celular. Allí guardaba pensamientos, frases o poemas que se convertían en detonadores de inspiración. Me di cuenta de que la constancia no se trata de tener siempre un plan perfecto, sino una rutina que te ayude a lograr lo que te propones, y que la creatividad nunca se va, solo hay que darle su espacio, nutrirla y mantenerla activa.
Cosechando los frutos
Recuerdo que no llegaba ni a 100 suscriptores el año pasado, y ahora somos más. El recibir una notificación de mi correo porque más personas se sumaban, me llenaba mi corazoncito de amor. Antes pensaba que me tenía que esperar hasta lo último para recoger los frutos y celebrar, pero se puede hacer y sentir cada día.
Si bien para mi, los números no lo son todo ni definen mi valor, sí que son un reflejo de ese compromiso, constancia y disciplina. Gracias, gracias, gracias.
Los cimientos: resignificar la disciplina y echar raíces
Tuve que construir desde abajo, comenzar desde el principio. Para comprometerme con mis sueños, primero debía comprometerme con algo tangible: mi cuerpo. Mi lógica era que si me comprometía con algo físico, se me facilitaría comprometerme con mis sueños y la vida que quería crear. Bajar a tierra lo que llevaba en el aire mucho tiempo.
Esto no fue inmediato, y tampoco resultó como creí. Sentía que mi alma estaba lista pero mi cuerpo no respondía. Sabía qué tenía que hacer pero mi cuerpo lo ignoraba, pero insistí desde el amor, siempre. Me permití sentir, experimentarme, equivocarme y volver a empezar, una y otra vez.
La escritura, igual que el movimiento, me ayudó a bajar a tierra todas esas ideas que llevaban tiempo en el aire. Ha sido un proceso de hacer tierra y echar raíz. Recordé que los frutos no se cosechan al día siguiente de sembrar la semilla, sino con el tiempo, nutriéndolo, en el acto de confiar en la naturaleza y también en poner mi parte.
Lo más hermoso de este proceso fue descubrir que la disciplina no tenía que ser rígida ni pesada. Aprendí a verla como un acto de amor propio, una forma de nutrir lo que quiero construir y de mostrarme a mí misma que puedo cumplir mis promesas.
Cada lunes no solo escribo para ti, sino para la versión de mí que necesita recordar que es capaz de sostener lo que sueña. Esa versión de mí, con sus imperfecciones, ha ido creciendo en confianza y en seguridad, aprendiendo a escuchar sus propios ritmos y a celebrar cada pequeño logro.
Hoy, puedo decirte que escribir cada lunes me ha transformado. Este espacio se ha convertido en un recordatorio semanal de que, cuando eliges comprometerte contigo, no solo cumples tus metas; también construyes seguridad, fe y certeza en el camino.
La disciplina no tiene que ser rígida; puede ser amorosa, flexible y a tu manera, pero necesita que le des raíces para crecer.
No te autoexijas, empieza suave. Como dice
“se puede emprender desde la suavidad”. Gracias por acompañarme, compartir mis escritos, comentarlos y unirte a @todoslosdiashayunmotivoSi estás buscando un cambio, te invito a empezar con algo pequeño y tangible. Este rastreador de hábitos por trimestre lo hice para nosotras, no pises el acelerador en enero, llenándote de muchos hábitos al mismo tiempo. Poco a poco. Recuerda que el corazón no tiene prisa.
P.D. Puedes asignar horarios para ese hábito que quieres construir y ponerlo en tu agenda, ya sea física o digital, o también en la alarma del celular.
Resignificando los lunes 📅✨
Algo que me ha cambiado para mejor es ver las infinitas posibilidades que tiene la vida de ser habitada, y eso lo he podido lograr gracias a resignificar la vida misma. Gracias por leer Todos los días hay un motivo. Este post es público, así que siéntete libre de compartirlo.
Reconocer tus sueños y acercarte a ellos
Cuando empecé a escribir no sabía el gran poder que adquieren las palabras al ser escritas sobre el papel cuando lo haces con una intención clara.
Wow me encantó!!! Necesitaba leer esto. Agradezco a la versión de ti que no se pospuso y puso esto en palabras para que llegaran a mi. 🩷🩷🩷🩷🩷🩷
Ay resueno tanto con esto Monse! La disciplina ha sido todo un tema en mi vida y el año pasado hice el mismo ejercicio, resignificarla desde las bases. En ese entonces llegué, por sincronías de la vida, a una publi de insta que tenía una definición hermosa: “ir al encuentro del propio ritmo” y me hizo mucho sentido 🫀
Que sea un año hermoso para ti y que la disciplina y la constancia expandan toda nuestra autenticidad, con mucha suavidad 🩵🩵🩵 Abrazooos 😍