3 llaves para abrir una puerta
Volver a empezar requiere de apertura, constancia y valentía, pero también de una estrategia simple y clara que te ayude a que eso que estés empezando se sostenga por mucho tiempo, o al menos el tiempo que desees.
Cuando empecé a escribir como un hobby tenía entre 11 y 12 años, siempre me había enfocado en escribir lo que mi corazón tenía que decir y surgió como un ejercicio para ordenar mis emociones y con el paso del tiempo se convirtió en una práctica.
El primer texto fue poético y romántico, sin embargo, conforme fui escribiendo me gustaba más el resultado, pero mi intención siempre ha sido personal. En algún momento pensé en dedicarme profesionalmente a ello, pero en mi mente no cabía la posibilidad de que fuera interesante para los demás, pero seguí ejerciendo la práctica a mi ritmo y a mi manera.
Como todo, no fue de manera lineal, había rachas donde las palabras simplemente me salían sin esfuerzo, era como un pensamiento que se alojaba mientras lograba escribirlo, y eran esos momentos donde debía aprovechar al 100%, pero empecé a preguntarme ¿Cómo hago para no depender de la inspiración? ¿Cómo logro escribir de manera constante aun en los momentos en los que no me sienta creativa?
Bien, es fácil ir a toda velocidad cuando estás en el mood, pero la parte más compleja es sostener cuando no lo estás, y para convertirla en hábito la única solución es crear una estrategia. Crear, no copiar. Con esto me refiero a que los mismos hábitos que tienen otras personas no necesariamente tienen que ser los tuyos y por ende la misma estrategia tampoco te va a funcionar igual que al otro.
Antes de crearla, es necesario que tengas un amplio conocimiento sobre ti mismo, y si no lo tienes no te preocupes, puedes detenerte a analizar si lo que estás haciendo realmente lo quieres o fue tu decisión, y si no, simplemente ajusta. De nada sirven tus hábitos si no te acercan a la persona en la que te quieres convertir o al lugar a donde quieres llegar.
Una vez sepas quién eres y qué quieres o al menos tengas una idea, ya puedes empezar a crear una estrategia en función de ello. Por ejemplo, si quería dedicarme a esto de manera profesional tenía que cambiar acciones dentro de mi práctica que me acercaran cada vez más.
Y es aquí donde entra la apertura.
Es ilógico querer cambiar cuando no estás dispuesto a cambiar, entonces ¿cómo vas a lograrlo?
Abrirte a nuevas experiencias que tal vez serán incómodas es el primer paso. La incomodidad será por un rato porque del otro lado se encuentra la satisfacción de haber llegado a donde te planteaste. A veces tardas más en pensar en lo incómodo y difícil que será hacer una acción, que el tiempo que te lleva experimentarla.
Identifica las cosas que no te gustan, pero sabes que traerán un beneficio y empieza por ahí. Después, ponle fecha, hora y lugar. Aquí es donde entra la valentía y cuando se trata de experiencias incómodas solemos postergar, así que intenta no hacerlo.
Algo que funciona es pensar más en el beneficio que en la incomodidad, invertir o cambiar ciertas palabras para que tenga mayor sentido para ti o hacerte preguntas que tengan la respuesta en ellas mismas.
Escribir de cosas personales puede ser un poco repetitivo si no te abres a nuevas experiencias, así que empecé a hacer de todo un poco como el inicio de un experimento a ver qué pasaba. Empecé a desbloquear mi mente para abrir más mi corazón, y los resultados llegaron demasiado rápido.
Cuando desbloqueas tu mente y abres tu corazón llegan mejores cosas, oportunidades e invitaciones. Entendí que casi nada cambia a mi alrededor, pero si yo cambio todo se vuelve a mi favor.
Por estas fechas seguramente estás iniciado un reto de 21 días, está bien, experimenta y observa qué pasa, muchos dicen que hacer una actividad de manera consecutiva sin descanso se convierte en hábito. Sin embargo, también se ha comprobado que no necesariamente este método funcione para todos y de la misma forma. Así que si ya lo has intentando un montón de veces y sigues en el mismo lugar, o mejor dicho, no te ha llevado a uno diferente, deja de esforzarte con métodos o herramientas que sabes que no son para ti.
Es tiempo de darle la vuelta, deja de evadir y comienza a invertir en lo que sabes que te hace bien y te viene mejor, a pesar de la incomodidad, a pesar del miedo. Con apertura, constancia y valentía. Por ti y para ti.